“You cannot see your Guest, but you can see the gifts He brought. And when you look on them, you will believe His Presence must be there. For what you now can do could not be done without the love and grace His Presence holds.”
A Course in Miracles, Text, page 609
As each miracle of peace of mind enters our lives we begin to realize that Something powerful is truly at work. Although we had a desire to turn our lives over to the Holy Spirit, we did not fully trust that He knew His job. We had hit rock bottom and were willing to try anything, because it couldn’t be worse than what was already in our lives. Each time we cautiously asked again for help to leave that corner into which we had backed ourselves, a powerful shift in our minds was given to us, bringing peace and release. This gave us the strength to face some of our greatest fears. We found the insight to recognize the call for help rather than the seeming attack from our brothers. We found the gratitude which comes from knowing we are protected always.
These powerful changes in perception have led to a growing faith. As we watched our world look happier and more hopeful, we realized Something had been there to help us. As our faith grows, so does our conviction to continue this process at all costs. We have finally found the Answer to every problem, every pain, every fear. And it works.
We become more willing and glad to look for those areas still dark and hidden in our mind. But not in order to relive them and analyze what went wrong. No, instead we are learning to simply look, recognize a sense of fear or anger, and then ask once more for the Holy Spirit to enter our minds and show us His perspective.
As each shift is given to us, the world begins to glow with an inner light and our hearts lift. No puedes ver a tu Invitado, per puedes ver los dones que trajo. Y cuando los contemples, aceptaras que Él debe estar ahí. Pues lo que ahora puedes hacer no podrí as haberlo hecho sin el amor y la gracia que emanan de Su Presencia.”
Un Curso de Milagros, Texto, página 686
Con cada milagro de la paz mental que entra en nuestras vidas comienzamos a darnos cuenta de que algo mas potente esta trabajando. A pesar de que había un deseo de convertir nuestras vidas al Espíritu Santo, no confiamos totalmente en Él. Hemos tenido que caier al fondo y estár dispuestos a cualquier cosa, porque no podía ser peor que lo que ya estaba en nuestras vidas. Cada vez que pidimos prudencia y ayuda, para salir del desastre en que estamos , un potente cambio en nuestras mentes se nos dio , lograr la paz y la libertad. Esto nos dio la fuerza necesaria para afrentar nuestros temores más grandes. Hemos encontrado la idea de reconocer la llamada de ayuda, más que la aparente ataque de nuestros hermanos. Hemos encontrado la gratitud que proviene de saber que siempre están protegidos.
Estos cambios en la percepción de gran alcance han llevado a una creciente fe. Como hemos visto mirar nuestro mundo más feliz y más esperanzadora, nos dimos cuenta de algo ha estado allí para ayudarnos. A medida que nuestra fe crece, también lo hace nuestra convicción de continuar con este proceso a toda costa. Hemos encontrado la respuesta a cada problema, cada dolor, cada miedo. Y funciona.
Nos convertimos en más alegres y dispuestos a buscar las zonas todavía oscuras y escondidas en nuestra mente. Pero no con el fin de revivir y analizar lo que salió mal. No, sino que simplemente están aprendiendo a mirar, reconocer un sentimiento de miedo o la ira, y luego pedir una vez más por el Espíritu Santo para entrar en nuestras mentes y nos muestran su perspectiva.
Con cada turno que senos da, el mundo comienza a brillar con una luz interior y levantar nuestros corazones.
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